Momentos y tipos de la evaluación
En primer lugar, existen tres momentos de
evaluación: inicial o diagnóstica, formativa o continua, y final o sumativa.
La evaluación diagnóstica se realiza de
manera previa al desarrollo de un
proceso educativo, cualquiera que sea, con
la intención de explorar los conocimientos que ya poseen los alumnos. Este tipo de evaluación es
considerada por muchos teóricos como
parte de la evaluación formativa, dado que su objetivo es establecer una línea
base de aprendizajes comunes para diseñar las estrategias de intervención
docente; por ello, la evaluación diagnóstica puede realizarse al inicio del
ciclo escolar o de una situación o secuencia didáctica. (SEP, 2012 [c], p. 25)
Es decir se aplica al comienzo del proceso
enseñanza y aprendizaje, para detectar la situación de partida de los sujetos
que posteriormente van a seguir en su proceso de formación a fin de generar
aprendizajes significativos que tengan sentido para los alumnos en situaciones
futuras.
Con base a lo anterior, la evaluación
diagnóstica forma parte de la evaluación formativa, pues ésta última comprueba
si se lograron o no, avances en lo individual o colectivo; es decir:
La evaluación formativa se realiza para
valorar el avance en los aprendizajes y mejorar la enseñanza y el aprendizaje.
Su función es mejorar una intervención en un momento determinado, y en
concreto, permite valorar si la planificación se está realizando de acuerdo con
lo planeado. (SEP,
2012 [c], p. 25)
Este tipo de evaluación se refiere a una valoración
continua del aprendizaje de los alumnos y la enseñanza del profesor, mediante
la recogida y análisis de datos para orientar la toma de decisiones durante el
proceso.
Casanova (1997), considera que en este tipo de
evaluación, “la recogida continua de
datos, permite la adopción de decisiones “sobre la marcha”, que es lo que más
interesa al docente para no dilatar en el tiempo la resolución de las
dificultades presentadas por sus alumnos”. (p. 83)
Aquí radica la importancia de la evaluación
desde el enfoque formativo, ya que contribuye
a la elaboración
de juicios por parte del docente acerca de los logros de
aprendizaje de sus alumnos o sobre las malas concepciones que el alumno pone de
manifiesto frente a las actividades durante el proceso de aprendizaje.
“La
evaluación desde el enfoque formativo, debe ser congruente con lo desarrollado
previamente en los procesos de enseñanza y de aprendizaje. El docente debe
cuidar y procurar la relación con el aprendizaje esperado, los criterios de
evaluación establecidos, las estrategias didácticas empleadas y adecuadas a las
necesidades de los alumnos, ya que los resultados obtenidos darán validez a la
evaluación” (SEP, 2012 [b], p. 29)
Aunado a esto, desde el
enfoque formativo, la información que se obtiene durante el proceso de
evaluación permite identificar lo que puede obstaculizarle aprendizajes
posteriores y determinar los aspectos de la secuencia didáctica que debe
modificar.
Por otro lado, la evaluación final o sumativa genera
que se obtenga un juicio global del grado de avance en el logro de los
aprendizajes esperados de cada alumno, al concluir una secuencia, una situación
didáctica o un periodo escolar. Según la SEP “se basa en la recolección de
información acerca de los resultados de los alumnos, así como de los procesos,
las estrategias y las actividades que ha utilizado el docente y le han
permitido llegar a dichos resultados”. (2012
[c], p. 26)
Este tipo de evaluación, comprueba los
resultados obtenidos al término del proceso enseñanza y aprendizaje; es
importante mencionar que la evaluación final que se realiza al término de una
estrategia didáctica, promueve la retroalimentación de los aprendizajes
alcanzados por parte de los alumnos; sin embargo, en nivel preescolar, la
retroalimentación se realiza con base a cuestionamientos, diálogos u
observaciones sobre los aprendizajes alcanzados; ya que en este nivel no se realizan
pruebas escritas, comúnmente conocidas como “exámenes”, que den muestra del
logro alcanzado.
En resumen, la evaluación es esencial para
verificar lo que los alumnos conocen, (diagnóstica); lo que aprenden durante el
proceso (formativa); y lo que logran al término de alguna actividad, sesión o
ciclo escolar (sumativa).
Ahora bien, existen tres tipos de evaluación desde
quien lo realiza; uno de ellos es la autoevaluación que se refiere a la que
realiza el propio alumno sobre sus producciones y su proceso de aprendizaje, de
manera que conozca sus actuaciones y cuente con más bases para mejorar su desempeño.
Un segundo tipo es la coevaluación que realiza
el propio alumno en colaboración con sus compañeros acerca de alguna producción
o evidencia de desempeño determinada, es decir, es la evaluación que realiza un
alumno a otro alumno.
Por último, la heteroevaluación, es la que el
docente realiza de las producciones de un alumno o un grupo de alumnos, la cual
contribuye al mejoramiento de los aprendizajes de los estudiantes.
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